En nuestra profesión no está solo en aplicar los conocimientos, principios científicos, las técnicas quirúrgicas, adquirir habilidades y destreza. O alcanzar el equilibrio emocional en momentos difíciles, sino en dar amor a nuestros pacientes y brindarles esa paz interior que tanto necesitan en ese momento y allí hallaremos a Dios para que guie nuestras manos.
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